¿Quién puede olvidar aquel cuento de la infancia? Ese que mamá, papá, o una abuela o abuelo nos contaban indefinidamente ante nuestra insistencia de…¡contámelo otra vez..!
Los niños tienen una imaginación asombrosa y los cuentos son como un parque de diversiones para sus mentes. Suben y bajan, corren, vuelan, dibujan y pintan con maravillosos colores.
Mientras recorren los caminos de bosques encantados con duendes que los sorprenden con luces y les susurran secretos, atraviesan los cielos montados en el lomo de un perro con alas o en un girasol transformado en helicóptero.
Las imágenes se despliegan con los relatos y para ellos el cuento es siempre se recrea en sus cabecitas que se convierten en caleidoscopios.
Y no son solo imágenes, hay un abanico de sensaciones y sentimientos que desarrollan en el niño también diferentes emociones.
El cuento infantil además de desarrollar la imaginación del niño, le permite a través de sus personajes, asimilar valores y principios, como los de amor, amistad, justicia, lealtad, trabajo, honestidad, etc. Les enriquece el vocabulario para incorporar en sus narraciones y diálogos.

También el cuento tiene características diferentes de acuerdo a las diferentes edades, hay cuentos de aventuras, otros fantasiosos, el cuento tiene magia y acompaña sus etapas evolutivas.
La lectura de los libros de cuentos, en principio por los adultos y paulatinamente por el mismo niño, estimulan a futuro, el gusto y hábito de la lectura.
Es una herramienta que contribuye en el proceso de aprendizaje, en la escuela y fuera de ella. Quizás signifiquen los primeros reconocimientos de colores, formas, letras, números…
Y un párrafo aparte son los abuelos cuentacuentos, ellos quizás sean los que más capacidad lúdica tengan para inventar historias y también incorporan a sus relatos historias familiares en forma de cuento.
Algunos adultos nos creemos incapaces de contar cuentos, y en verdad, es que debemos ejercitar para volver al niño que llevamos adentro e imaginarnos volar por cielos rosas y correr en un prado violeta, romper con los convencionalismos acrecienta nuestra imaginación y cuando menos pensamos, ya estamos montados al caballito de madera de la calesita a la que nuestros abuelos nos llevaban y ansiamos subirnos al pasamanos de ilusiones.
En la web se pueden encontrar guías para contar cuentos, también libros digitales que se pueden descargar, pero si dejamos libre a nuestro niño interior, seguramente saldrá a hacer travesuras contando cuentos.